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Tendinitis Biceps

Este es el caso de un suscriptor que consulta su caso de tendinitis en el bíceps braquial debido a la actividad en gimnasio levantando pesas. No logra recuperarse después de seis meses sin entrenar y el médico le ha propuesto infiltrar el tendón. Pregunta si es correcta esta pauta terapéutica y si existen alternativas a la misma.

Dentro de la patología de los tendones de hombro descrita en nuestro artículo, hemos mencionado la tendinitis de bíceps aunque sin profundizar en la lesión por exigencias del guión. Al plantearnos la pregunta, podemos concretar una respuesta para este caso:

La porción larga del bíceps (que como indica su nombre es un músculo de doble vientre y con dos tendones) discurre a través de la corredera bicipital, un canal labrado en el húmero, y penetra en la articulación gleno-humeral para insertarse en el labrum, esa formación meniscoide que rodea el borde óseo de la cavidad glenoidea. La lesión puede producirse en cualquier punto del recorrido del tendón, incluso en la cavidad articular, dando lugar a las complejas lesiones de Slap que requieren reparación quirúrgica. El caso que se nos plantea se refiere, sin embargo, a una irritación del trayecto tendinoso, a una tendinitis propiamente dicha.

El mecanismo lesivo es fácil comprender que se deriva de un exceso de trabajo. El gesto repetitivo con las pesas ha llegado a inflamar el tendón. Hay personas que son más susceptibles que otras a padecer estos trastornos:

  1. Por un defecto técnico en el gesto deportivo
  2. Por una anomalía anatómica que altera la dirección de tracción tendinosa
  3. Por una anomalía estructural, por defecto permanente de los tejidos o por alteración pasajera de los mismos debido a una enfermedad general

La primera medida para evitar la tendinitis sería preventiva, preparando el músculo y el tendón con el calentamiento y estiramientos, realizando ejercicios de dificultad progresiva, respetando la técnica gestual y parando ante la mínima molestia para evitar la progresión de la lesión. Cuando ya se ha producido, se impone un largo período de reposo para dar la oportunidad a la naturaleza de una recuperación espontánea, sin agresiones. Se puede facilitar con medicación antiinflamatoria, relajantes musculares y fisioterapia.

Si el paciente no se recupera a pesar de todos estos cuidados (en muchas ocasiones no se ha respetado el reposo o las normas de tratamiento), estamos ante el peor de los casos, padecemos ya una tendinitis crónica y esto es difícil de solucionar en algunos tendones, por ejemplo en el bíceps braquial. Hay que contemplar siempre la posibilidad de que la degeneración tendinosa evolucione hasta la ruptura del tendón. En el bíceps no es infrecuente. En algunos deportes, tras la ruptura tendinosa, desciende el vientre muscular produciendo una alteración anatómica muy llamativa, con la bola caída en el brazo. Además del defecto estético se produce una disminución de la fuerza aunque, eso sí, deja de doler.

La infiltración con un corticoide y un anestésico local una o varias veces, puede detener el proceso inflamatorio y resolver el caso pero también aumenta las posibilidades de rotura. Es un procedimiento a tener en cuenta siempre que se asuman los riesgos y se restrinja a tres o, a lo sumo, cuatro infiltraciones.

Existen algunos nuevos procedimientos que se pueden añadir al arsenal terapéutico. Se vienen realizando desde hace algunos años aplicaciones locales de ondas de choque. En muchos casos son eficaces, con un alto porcentaje de buenos resultados en tendones como los del manguito rotador, Aquiles y, en menor medida, en rotuliano. No conocemos el resultado de su aplicación en el bíceps braquial.

Está de moda la ozonoterapia en múltiples procesos traumáticos y podría ensayarse también en este tendón debido a su bajo índice lesivo pero no disponemos todavía de ninguna referencia en cuanto a resultados.

artroscopia hombro rotura parcial tendon bicipital Por último, en casos persistentes de dolor limitante para funciones elementales, puede estar indicada la tenodesis, la sección del tendón, por cirugía abierta o por artroscopia, pero esto no es, evidentemente, el tratamiento aconsejado para el caso que se nos plantea. En una inflamación tendinosa de causa deportiva y resistente al tratamiento, se debe recorrer el listado de medidas que hemos enunciado y, salvo que la exigencia deportiva llegue al nivel profesional, olvidarse una larguísima temporada del ejercicio causante de la lesión.

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