Margen de progresión

El tercer ciclo de la temporada ya está listo para comenzar. Olvidadas las clásicas y con la primera gran vuelta por etapas ya en el pasado, el Tour de Francia engullirá toda la atención ciclista en los próximos meses. La mayoría de protagonistas asomarán a partir de mañana en el Criterium de la Dauphiné, y unos pocos lo harán poco más tarde en la Vuelta a Suiza. El propósito de todos ellos es examinar el trabajo realizado en los entrenamientos y afinar la puesta a punto para estar al cien por cien en la ronda gala.

Sin la participación de Bradley Wiggins todo indica que, a priori, toda la atención se centrará en Chris Froome y Alberto Contador, corredores que junto con el Purito Rodríguez y Valverde entre otros, se enfrentarán ya en la Dauphiné. Será una nueva oportunidad para valorar el rendimiento de cada uno de ellos, que de momento el inglés gana por goleada. Froome se ha impuesto en el Tour de Omán, el Criterium Internacional y la Vuelta a Romandía. Alberto Contador sólo en una etapa de la Vuelta a San Luís, en Argentina. Y lo que es más importante, en todos los duelos cara a cara que han mantenido este año el británico ha sido netamente superior al español: le ganó en Omán, primero y segundo respectivamente, y segundo y tercero en la Tirreno-Adriático. Además el del Sky ha sido superior en todos los terrenos decisivos, montaña y crono. Son datos preocupantes para Alberto Contador.

El ciclista del Saxo Bank está aún a tiempo de cambiar el rumbo de su temporada, que hasta el momento se ha desviado de lo que era en el pasado. A Contador le conviene, sobre todo, tener margen de progresión. Aunque satisfactorio, no sería buena idea superar ahora a Froome si ello le condiciona para el Tour de Francia. No es una tarea fácil la suya. Por una parte sería un varapalo importante tener que rendirse de nuevo ante el inglés. Supondría una magulladura más en su psicología, en mi opinión, ya algo dañada. Pero por otra parte podría ser contraproducente ganar la Dauphiné, si es que para ello necesita estar a tope. Éste último, es un problema al que se enfrentan todos los favoritos, no sólo Contador.

Aunque todas las teorías tienen fecha de caducidad, la historia confirma que es muy difícil ganar primero la Dauphiné y luego el Tour de Francia. En los 64 años de historia tan solo ha ocurrido en 11 ocasiones. Solo los más grandes han sido capaces de ello y ni tan siquiera siempre. Lo hizo Bernard Hinault en 1981, Miguel Indurain en 1995, Lance Armstrong en 2002 y 2003 y, lo hizo el año pasado Bradley Wiggins. Seguramente ninguno de ellos necesitó exprimirse al máximo en la prueba alpina. Aquellos que lo hicieron tuvieron que claudicar en el Tour de Francia. Le ocurrió a Brajkovic en 2010 que se dejó la vida por ganar a Contador en la Dauphiné y finalizó en un discreto 43º en el Tour de Francia. También a Valverde, Christophe Moreau, Levi Leipheimer, Iban Mayo, Tyler Hamilton, Alexandre Vinokourov y a la gran mayoría de los ganadores de la Dauphiné. Por el contrario en las tres ocasiones en las que Alberto Contador ganó el Tour de Francia, fue segundo (2010), tercero (2009) y sexto (2007) en la Dauphiné. Por tanto repito, más que la victoria lo que le interesa a quien quiera ganar el Tour de Francia es estar a un gran nivel pero sobre todo con margen para la progresión.

Un comentario en “Margen de progresión”

  1. En el texto aparece: “Solo los más grandes han sido capaces de ello y ni tan siquiera siempre. Lo hizo Bernard Hinault en 1981, Miguel Indurain en 1995, Lance Armstrong en 2002 y 2003 y, lo hizo el año pasado Bradley Wiggins”

    Debía decir: “Solo los más grandes han sido capaces de ello y ni tan siquiera siempre. Lo hizo Bernard Hinault en 1981, Miguel Indurain en 1995 y, lo hizo el año pasado Bradley Wiggins”

    La ley es la ley. Si ha reconocido que estaba dopado, no nos sirve su VAM ni sus triunfos ni su cadencia ni sus vatios/kg ni nada de nada, o si?

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