Un carro de Ventolín

Pese a que ya ha pasado casi una semana del positivo de Chris Froome por Salbutamol, aún sigo sin recuperarme del agudo ataque de falta de credibilidad que me ha asaltado una vez más, enfermedad que se ha vuelto crónica para cualquier buen aficionado al ciclismo. Creo que por haberse conocido en una época en la que el pelotón está sometido las concentraciones previas a la temporada, está pasando algo más desapercibido, pero el hecho es muy grave por haberse dado en el ciclista más mediático del pelotón tras Peter Sagan, y por el equipo en el que ha ocurrido, un conjunto, no lo olvidemos, que llegó, según su manager, Dave Brailsford, para romper con el obscuro pasado e imponer una nueva filosofía de trabajo y demostrar que se podía ganar de forma totalmente limpia, que no lo dudo, pero la lógica y el raciocinio me llevan, a veces, a sospechar que no siempre es así.

Sir Dave Brailsfor, manager del Sky

Siempre he aplaudido la actitud y el compromiso de gente innovadora que rompiendo antiguos moldes establecidos han llevado con su aportación a este deporte un peldaño más arriba, y considero que Brailsford ha provocado una super profesionalización de las estructuras mejorando en todos los aspectos el trabajo que se venía haciendo en la mayoría de los equipos. Por ello no voy a echar por tierra todo lo que ha aportado el Sky desde su creación ni pondré en entredicho todos sus logros, pero está claro que no todas sus victorias ni el rendimiento de todos sus corredores es verosímil desde el punto de vista que pregonaba el nuevo gurú del ciclismo. El caso Froome es el segundo patinazo importante que comete Brailsford en poco tiempo y aunque del caso Wiggins ha salido impune (que no indemne en cuanto a credibilidad), no parece que vaya a lograr lo mismo en ésta segunda ocasión.

Chris Froome en la pasada Vuelta a España que ganó

La pregunta que tiene que contestar y demostrar el Sky es si el Salbutamol que utilizó Froome ese día era para tratar un fuerte ataque de asma o para mejorar su rendimiento, que es lo provoca el Salbutamol por efectos anabólicos en esas cantidades. Brailsford ya ha puesto toda su maquinaría en intentar demostrar que no infringieron el reglamento y al ser un derecho que le asiste no hay nada que objetar ante el intento. Pero, desde el punto de vista médico, parece muy difícil demostrar que los 2.000 ng/ml aparecidos en su orina tengan su origen en las inhalaciones. No dudo que Froome sea asmático desde la niñez, porque eso es un hecho objetivo innegable, pero no será sencillo que se de crédito a sus explicaciones cuando se trata de una cantidad nunca antes registrada en ningún ciclista ni en otros casos que se conocen. Últimamente han visto la luz entrevistas de médicos especialistas e incluso estudios publicados en revistas especializadas de medicina, y aunque ninguna de ellas afirma con rotundidad tratarse de un caso claro de dopaje, todos se muestran muy escépticos ante el uso del Salbutamol en tales cantidades como solución a un ataque de asma por muy severo que éste sea, que si se diera el caso, dicen, nadie sería capaz de hacer los esfuerzos a los que se someten los ciclistas en una etapa como la de Santa Toribio de Liébana y además superaría de forma exagerada la dosis recomendada como máxima que viene a ser de unos 800 microgramos, unas 8 inhalaciones, y en el caso de Froome se estima que, de haberse suministrado por esa vía, debían de haber sido unas 20-30 inhalaciones, lo que abre la puerta a otra pregunta sobre el método utilizado para dar tal cantidad de Salbutamol en la orina. Ningún ciclista ha afirmado haber sido testigo de una o varias inhalaciones realizadas por Froome en esta etapa. Tampoco hay ninguna imagen que lo acredite, cosa que si ha habido en alguna otra carrera. Por tanto, ¿la vía suministrada fue por inhalación como sería lógico en esas circunstancias ante un ataque severo de asma? O, ¿por otras vías más efectivas para tales cantidades como nebulizadores (que por las declaraciones de Brailsford parece que también fueron utilizadas en el caso de Wiggins), jarabes o incluso por vía subcutánea?

Sir Dave Brailsford y Sir Bradley Wiggins

Antes de juzgar nada habrá que atender a las explicaciones que vaya a dar el equipo ante la UCI, pero me apena, y mucho, ver que aquellos que llegaron con la bandera de la limpieza sigan, aunque en menor medida y con otros métodos, buscando los entresijos de la norma y arriesgando hasta el límite donde cualquier cambio fisiológico pueda derivar en casos como el que nos ocupa.

Un comentario en “Un carro de Ventolín”

  1. Otro golpe al ciclismo. Este año hay unos cuantos positivos importantes. Positivos en el World Tour: Cardoso, Samu y ahora Froome. La crediblidad del ciclismo queda por los suelos… En mi opinión estamos lejos del nivel de los años 90, donde había barra libre de EPO.
    Pero me da que se están tapando unos cuantos positivos, como lo hicieron con Armstrong durante años por el bien del “ciclismo”, léase negocio.
    Y a mí me da, que lo de los motores existe y además hay una trama importante detrás… Ya veremos en lo que queda la investigación que han abierto los jueces franceses. Yo todavía la única explicación que le encuentro a los valores de potencia, pulso y velocidad hackeados a Froome en la subida al Ventoux en el 2013, es que tenía la ayuda de un motor.
    Si lo de los motores se descubre, va a ser la tumba del ciclismo.

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