Los cuentos de la lechera

Qué malos son los cuentos de la lechera. En el deporte, es sabido, no funcionan. Si alguien había realizado algún pronóstico de cara al Campeonato del Mundo de la contrareloj basándose en la crono de la Vuelta a España, última referencia válida, habrá fracasado estrepitosamente.

Veamos. En la crono de Pontevedra, con un recorrido similar en cuanto a dureza, Tony Martín se clasificó en 11ª posición a más de minuto y medio de Kessiakof, ganador de aquella etapa. También Alberto Contador había estado muy por encima del alemán, e incluso, Jonathan Castroviejo le superó por escasos segundos. Extrapolando esos datos, el resultado debía haber sido similar. Pero no lo ha sido para nada.

El único contrincante serio, muy serio, que ha tenido Martin, ha sido el joven estadounidense Taylor Phinney. Ese muchacho será algún día campeón del mundo de la especialidad como lo fue en la categoría Sub-23. En un recorrido que no le beneficiaba en absoluto, pues es grande y sobre todo rueda bien en el llano, ha estado a punto de doblegar a Tony Martin (sólo 5 segundos entre ambos), gran favorito y ganador del título por segundo año consecutivo. El resto no ha existido. Kiryenka, que ha sido tercero, se ha clasificado a un minuto y 44 segundos. Un mundo.

Alberto Contador ha realizado seguramente una de sus peores cronos. Ha sido noveno a dos minutos y 30 segundos. En la Vuelta no estuvo a punto. Hoy ha estado muy lejos de lo que es, porque si no debía haber aspirado al Oro. Pero no ha estado ni física ni moralmente en la carrera. Menos aún cuando Tony Martin lo ha doblado a falta de unos 15 kilómetros para la meta.

Tampoco Jonathan Castroviejo ha dado su talla. Es mucho más de lo que demuestra su 22º puesto. El vizcaíno lleva dos meses a tope y seguramente su forma ha pasado la fecha de caducidad. Habrá que esperarle el año que viene.

Es curioso pero el resultado de hoy ha sido idéntico al de la crono por equipos del domingo. Ganó el Omegapharma con 3 segundos de ventaja sobre el BMC. Hoy los dos motores propulsores de aquellos equipos han estado en un nivel semejante. Han sido dos golpes duros para el joven Phinney, pero en su caso el Oro, sólo es cuestión de tiempo.

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