No es nada sencillo seguir progresando a los 31 años y cualquiera que lo logre merece ser valorado. A ciertas edades, pasada la edad de la inocencia, la realidad golpea con dureza los sueños de la adolescencia y presenta los límites racionales con crueldad. Los sueños se deshacen, la motivación se evapora y el cuerpo se vuelve perezoso ante las exigencias extremas. Por eso, a veces, los cambios son necesarios.
A Jonathan Castroviejo, seis años en el Movistar, el Sky le ha dado un plus para ser más completo. Hay algunos datos, la crono del Europeo (ganó en 2016 con 30 segundos sobre Campenaerts, su verdugo hoy por 63 centésimas) u otros del Tour de Francia, que podrían indicar una ligerísima merma en las cronos, pero la carrera francesa ha corroborado sin equívoco su mejora en la montaña y así lo aseguran todos aquellos que han sido torturados por su ritmo en los puertos alpinos y pirenaicos. Por tanto, las cuentas le son favorables.
Esa mejora no se verá reflejada directamente en su palmarés porque actualmente está totalmente entregado al beneficio de los compañeros, pero no por ello disminuye su importancia. Castroviejo ha sido una pieza fundamental en las victorias de Geraint Thomas en la Dauphiné y el Tour de Francia, hecho que tiene más valor que algunas victorias.
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