Viento

Cuantas páginas ha hecho escribir el viento en el ciclismo. Y siempre se le menosprecia. Craso error. Cuando sopla, sobre todo de costado, juega un papel esencial. Decisivo. Como ayer. No lo hizo con fuerza. Menos mal. Pero fue suficiente para desnudar muchas cosas. Más que muchos puertos. Una, la falta de equipo de Cadel Evans. El australiano va a tener que ingeniárselas para aprovechar el trabajo de otros equipos en labores de control. El suyo no será capaz de nada. Ayer ni un compañero en los últimos kilómetros, cuando caído en una curva se quedo rezagado. Todo el trabajo lo tuvo que hacer él. Aunque brillante no fue suficiente, ya que adelante, Basso y Vinokourov, con compañeros de equipo, volaron hacía la meta. Su trabajo en la crono ha quedado en nada: Vinokourov, líder, le saca 43 segundos; Basso 25.

Otra cosa quedó clara: Andre Greipel no está para ganar. Comenzó con problemas de salud el Giro y está muy flojo. Si no se recupera pronto no ganará. Ayer tuvo problemas incluso para seguir la estela de su lanzador. Es un fallo imperdonable. No tanto no tener suficiente fuerza para hacerlo, sino de hacerlo saber a sus compañero que no estaba en condiciones de disputar la llegada. Uno puede dudar si esté bien o muy bien. Pero Greipel estaba muy mal, y eso se nota, se sabe. Si hubiera actuado con honradez el Columbia hubiera podido activar otra estrategia, el ataque ya que al ser mayoría en el grupo estaban en condiciones para ello. Parece que el viento no sólo se llevó las opciones de muchos, sino también la profesionaldidad de algunos.

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