El ciclismo vasco, al igual que otros países de mucha tradición ciclista, está viviendo época de vacas flacas. Hace tiempo que los corredores vascos no optan por el podium de las grandes vueltas o, las victorias de etapas en las mismas escasean. También ha bajado el nivel en pruebas de un día. Un dato, hacía 25 años que un ciclista vasco no obtenía una clasificación tan pobre en el Tour de Francia. Además, los corredores que sacan las castañas del fuego son veteranos que ya llevan unos cuantos años en el campo profesional y su retirada no se hará de esperar. Hay excepciones, pero el nivel, en general, ha bajado.
Por eso me parece grave que uno de los poquísimos ciclistas que promete tener un buen futuro haya tenido que dejar el equipo estando en el mismo sólo un año. Las diferencias entre lo que pretendía el corredor y lo que le ofrecía el equipo, han sido, insalvables. Desconozco la cantidad económica que exigía Beñat Intxausti, la duración del contrato y otros datos de interés, y tampoco conozco lo que le garantizaba el equipo. Sé también que el Euskaltel-Euskadi no anda sobrado de presupuesto y no puede decir amén amén a todas las peticiones que le llegan, pero creo, sinceramente, que Beñat Intxausti merecía una apuesta más seria.
El corredor vizcaíno correrá en un equipo extranjero que le ha ofrecido mejores condiciones, y si hay alguien le ofrece lo que pide es que lo vale. Es la ley del mercado. La cantera vasca no está para desperdiciar a los pocos valores que está dando últimamente.
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