Datos esperanzadores

Como en la mayoría de las ocasiones, también este año, las únicas noticias positivas provienen de los ciclistas. Es tremendamente reconfortante ver a corredores jóvenes, en algunos casos incluso debutantes, ganar, ocupar puestos de honor o protagonizar actos que están en manos de unos pocos ciclistas.

Robert Gesink (21 años), el corredor del Rabobank que se impuso en la etapa más exigente del Tour de California y a punto estuvo de imponerse en la ParIs-Niza; Clement Lhotellerie (22 años), el bravo corredor francés del Skil holandés que ofreció destellos de su clase en Andalucia y, sobre todo, en la París-Niza; o Edvald Hagen Boasson (20 años) el prodigio noruego que se impuso en la crono del Criterium Internacional, o Tony Martin (Cottbus, Alemanía, 22 años) su compañero de equipo que fue segundo, o el francés Pierre Rolland (21 años), el esloveno Grega Bole (22 años) y unos cuantos más, permiten mirar con esperanza a un futuro cercano que seguro protagonizarán.

Sin embargo, también es agradable recuperar a ciertos corredores que bien estaban perdidos o lejos del nivel que parecían acreditar cuando eran tan jóvenes como los casos mencionados con anterioridad. Seguramente Sylvain Chavanel es uno de los mejores ejemplos. El corredor nacido hace 28 años en Chatellerault, fue desde su debut con el modesto Bonjour en el año 2000, uno de los corredores más mimados de los aficionados franceses. Sin duda se trataba de un corredor con muchos quilates como lo demuestra bien a las claras su palmarés. Un corredor que ha ganado en dos ocasiones el Campeonato de Francia de Contrarreloj, dos veces los Cuatro Días de Dunquerque, otras tantas el Tour de Poitou-Charentes o el Tour de Bélgica, tiene que tener ese don que la naturaleza otorga a unos pocos. Pero por diferentes motivos parecía que estos dos últimos años su carrera había sufrido un retroceso que estaba siendo desalentador. En 2006 sólo consiguió dos victorias, y el año pasado su casillero quedo vacío. En cambio, en la temporada actual ya lleva cuatro, sellando así el mejor comienzo de toda su carrera. Y más que el número de victorias, lo que realmente ha despertado la admiración por el corredor francés son las exhibiciones que se ha dado tanto en el Tour de Mediterraneo, Paris-Niza, A Través de Bélgica y Fleche Brabancone. Es, afortunadamente, una de las pruebas irrefutables de lo que parece ser la recuperación del ciclismo francés.

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