Suiza, una carrera por eliminación

Rui Costa ha ganado la Vuelta a Suiza, una vuelta que no ha deparado muy buenas noticias y en la que han destacado más las deficiencias que las virtudes de muchos corredores. El portugués ha ganado una carrera por eliminación en la que a ningún corredor se le pueden atribuir las dotes de los grandes ciclistas. Incluso aquellos que han solido dominar una especialidad han fallado en su terreno. Dos ejemplos: Levi Leipheimer, muy flojo en la crono, y Robert Gesink, que no ha dado una sola pedalada al nivel que se le supone. Hasta Cancellara se ha quedado sin victoria aún habiendo dos cronos.

El único corredor merecedor de grandes elogios ha sido Peter Sagan, que ha ganado ni más ni menos que cuatro etapas, cuatro. El eslovaco es la nueva sensación del pelotón, un corredor con un don muy especial que le permite destacar casi en todos los terrenos. Exceptuando las cronos y los puertos largos, Sagan no tiene rival cuando está al cien por cien. California, donde ganó 5 etapas de ocho, y Suiza son dos claros ejemplos. Lo mismo da que el esprint sea rápido y totalmente llano, o que haya repechos, sea revirado, esté el asfalto mojado, sea peligroso o en una larga recta, se le salga el pedal o se quede cerrado, ahora mismo no hay nadie que le pueda hacer sombra. Sagan parece un ogro que no deja ni las migajas.

El jóven (22 años) del Liquigas ha demostrado de sobra su categoría en los esprint y las grandes clásicas, en donde aún no tiene ninguna victoria pero ese es un problema que tiene remedio y lo solucionará en futuras temporadas. En los esprint el único escollo que le queda por superar es Cavendish, un problema que puede solventar en el Tour de Francia.

Y hablando del Tour, creo fehacientemente que ninguno de los protagonistas de la Vuelta a Suiza lo será en el Tour. El ganador del Tour saldrá de la Dauphiné. Nadie en la Vuelta a Suiza ha mostrando nada para confiar en ellos. No ha habido firmeza en ningún caso, todos han tenido excesivos altibajos. El más fuerte seguramente ha sido Frank Schleck, pero su debilidad en la crono no le permite ganar casi ninguna carrera en la que haya una crono relativamente larga.

He criticado las debilidades de muchos corredores , y quizás nos asombran porque aún permanece latente un ciclismo en el que el resultado era muchas veces la consecuencia de una ecuación matemática, pero no estaría mal que nos fuéramos acostumbrado a este nuevo ciclismo con desenlaces imprevistos.

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