Aunque sea algo habitual al principio de temporada, me ha llamado la atención los altibajos que han tenido no pocos corredores en las dos vueltas por etapas que se han disputado esta semana. Una vez superadas dos etapas transcendentes daba por seguro que en Australia ganaría Geraint Thomas y en Argentina Michal Kwiatkowski. He fallado en las dos, o sea, que he andado fino.
De forma sorprendente Geraint Thomas falló el día de Old Willunga, día en que apareció Simon Gerrans para sacarse la espina del año anterior, edición que sucumbió ante Alejandro Valverde. Gerrans no ha tenido ninguna opción de defender el título del año pasado, otro ejemplo más de que aún no está al cien por cien, o que ha tenido más imprevistos que los esperados para disputar la carrera. Y pese a que Thomas dio un recital en la segunda etapa, el día decisivo no estuvo a la altura, hecho que indica que aún debe afinar para ganar la regularidad que exigen las victorias en la general.
También me pilló desprevenido Michal Kwiatkowski. En la primera etapa de montaña de la Vuelta a San Luis estuvo en cabeza, por encima de Contador, Nibali, Sarmiento y otros ante los que tuvo que sucumbir en otros finales en alto. Basándose en su potencial en la crono se puso líder y todo hacía indicar que podría llevarse el gato al agua. Quizá me olvidé que el año pasado en la vuelta a su país, en la Vuelta a Polonia, le ocurrió algo semejante al tener que ceder ante Moreno Moser, corredor que al final se llevó la carrera por sólo 5 segundos.
No ha sido el único falto de regularidad. El mismo Alberto Contador ha vivido de todo. Para mí estuvo flojo en la crono, donde en 19,5 kilómetros cedió 57 segundos ante el ganador, Svein Tuft, y 43 ante Vincenzo Nibali. Teniendo en cuenta que ha comenzado más tranquilo que en años precedentes no hay ningún motivo para alarmarse pero llama la atención que Nibali estuviera tan por encima de él. No es lo habitual, y menos sin que el italiano esté en forma. Pero como la clase es la clase, Contador ganó en alto del Mirador del Sol, puesto que ya conocía del año pasado. El madrileño es tan bueno que gana sin querer y sin estar en forma.
Pero la conclusión que saco de las dos vueltas es que bien sea por falta de motivación o preparación, o por ambas razones, la mayoría de los corredores aún no son capaces de responder como les gustaría o como requieren algunas situaciones.
Contador es tan bueno que ganó un Giro viniendo de la playa. Y menos mal que en frente tenía a los enCERAdos del Saunier y Navigare, y a los Pelliizotti, Di Luca… que sino. Me parece a mí que va ser que AC es demasiado bueno. ¡Y en vaya equipos que ha estado! El Liberty de Manolo, el Astana de Bruynel…