Estos días el circo mediático de medio mundo está montado alrededor de los imputados en la Operación Puerto, que tal y como se definieron algunos de ellos los están exponiendo como a auténticos “monos de feria”. Pero quien de verdad está haciendo el ridículo y está quedando en evidencia es el sistema judicial español, incapaz de solucionar una de las tramas de dopaje más graves de la historia con la seriedad y celeridad que merece. La Operación Puerto es un juicio perdido.
Para empezar España ya había quedado en evidencia al tener una ley antidopaje obsoleta cuando estalló el problema. El dopaje ya era delito en Francia, Italia o Alemania en 2006. En España no. Segundo, clama al cielo el hecho de que los únicos clientes de la supuesta trama de dopaje que han sido castigados sean extranjeros, alemanes e italianos (Ullrich, Jacksche, Basso, Scarponi y Gianpaolo Caruso). Un escándalo que ha estallado en un país en el que la mayoría de los implicados son de esa nacionalidad y que los únicos que han sufrido castigo alguno sean extranjeros, es como para sacar los colores al más desvergonzado de los mortales. Podrá decir alguien que Alejandro Valverde también fue sancionado, pero hasta esa circunstancia es como para echarse las manos a la cabeza por que ocurrió de chiripa. Resulta que el juez Antonio Serrano se negaba a facilitar al CONI (Comité Olímpico Nacional Italiano) el acceso a las bolsas de sangre, pero en una ocasión en la que dicho magistrado estaba de vacaciones, su sustituta accedió a la petición de los italianos y fue cuando pudieron confirmar que una de las bolsas pertenecía a Valverde, y al haber éste disputado el Tour en suelo italiano pudo ser sancionado. Si hubiera sido por el juez Serrano, Valverde jamás hubiera sido castigado.
Este juicio es precisamente lo que no debería ser la justicia: injusta. No será justo porque hay corredores que ya han sido sancionados, otros que aún están corriendo, y otros muchos que prácticamente fueron desterrados del pelotón. En ningún caso se podrá garantizar el derecho a la igualdad. ¿Por tanto, que tipo de justicia se va a aplicar? Si todos infringieron la misma ley, deberían ser castigados de la misma forma, no? Digo yo, vamos.
Además, no se está juzgando ninguna trama de dopaje, que visto lo que hay quizá es lo peor. Seguramente los testigos extranjeros citados en el juicio harán ver que efectivamente había un sistema de dopaje organizado, y si es que la jueza no accede a la petición de la AMA de tener acceso a las bolsas de sangre nadie será castigado o absuelto por ello. Si fueran castigados, llegaría tarde, ya que la mayoría de ellos están retirados, pero es que sería mucho peor comprobar que alguno o algunos de los ciclistas a los que se les impidió seguir con su trayectoria profesional nada tenían que ver con dicha trama. Sería el colmo.
Y visto como funciona la justicia la española, tampoco está claro si podrán comprobar si hubo o no delito contra la salud pública, que es lo están juzgando. Pero eso, a estas alturas, ¿a quién importa?.
España siempre fue y será un país de pandereta…
como para sacar los colores es que aquí los eufeboys estén dando lecciones en la televisión pública o en la radio, de manager en un equipo ciclista semi-público o hasta se hacen marchan cicloturistas a su nombre. This is spain, and this is euskadi, ¡oh yea!. Y los periodistas que se pasan 5 horas retransmitiendo etapas a callar como putas con la de información que hay en los informes policiales de la OP. Soy de los que se traga todas y cada una de las carreras en tv, y todavía no he oido “Galdeano” y “Operación Puerto” en la misma frase.
El dopaje no era delito, pero sí el fraude fiscal, el robo de máquinas criogenizadoras y de medicamentos de hospitales…