Anda el barro revuelto últimamente en el ciclo-cross internacional a cuenta del dominio inquebrantable que está ejerciendo un chaval holandés de 23 años, llamado Mathieu y que lleva el peso de dos grandes apellidos del ciclismo; Van der poel y Poulidor (su madre es hija del mítico Raymond).
Ha ganado todas menos una carrera que ha disputado esta temporada, con lo que ya suma 13 triunfos, en cada cual ha ofrecido a propia voluntad un recital de sus muchas virtudes porque nadie ha sido capaz de exigirle lo más mínimo, tan amplia es su ventaja con respecto al resto. Es justo reconocer que su dominio ha restado algo de aliciente a las carreras, porque la única duda que le queda al aficionado es conocer quiénes ocuparán el pódium junto a la estrella actual, pero pese a ello Mathieu se entrega tanto en las carreras que el simple hecho de verle en solitario es un deleite para cualquiera que ame el deporte con cierta objetividad.
No debe se el caso de Roger De Vlaeminck, campeón del Mundo de ciclo-cross en 1975 pero sobre todo conocido por sus cuatro triunfos en la París-Roubaix y apodado por ello Monsieur París-Roubaix. Según De Vlaeminck Mathieu Van der Poel se está cargando el ciclo-cross y no contento con echarle la culpa de ello al holandés también ha criticado a Wout Van Aert (triple Campeón del Mundo de la especialidad) prestándose a ser su entrenador para dar una solución al problema. Hay grandes campeones que pierden por la boca todo lo ganado con sus piernas. Evidentemente nadie ha tomado en consideración las declaraciones que hizo De Vlaeminck en Sporza y la mayoría de la gente o bien ha criticado sus palabras o se ha mofado de ellas, como ha sido el caso de Erik Breukink y Sven Nys respectivamente.
Lo primero que debería hacer De Vlaeminck es reconocer estar ante un corredor que con el tiempo se puede convertir en leyenda de esta especialidad, y quién sabe de alguna otra porque tiene la intención de disputar los Juegos Olímpico de Tokio en Mountain Bike donde este año ha sido segundo en la general de la Copa del Mundo y tercero en el Campeonato de Mundo, y pasarse luego a la carretera, donde ya le están demandando los grandes equipos con ofertas, dicen, enloquecedoras. Al igual que Sven Nys, Mathieu Van der Poel es uno de los casos casi únicos que no sufren con los cambios de categoría. Sven Nys ganó el Superprestigio en su primer año en la categoría Elite, challange que ganó en 13 ocasiones siendo el record absoluto; Van der Poel además de igualar al belga también ganó el Campeonato del Mundo en su estreno en la categoría. Evidentemente no será nada sencillo alcanzar las marcas del mejor corredor de la historia de esta especialidad, pero el año pasado ya le arrebató el de victorias en un año superando en uno las 28 victorias que ostentaba Nys.
Y el segundo consejo que se le puede dar a De Vlaeminck es que se deje de perogrulladas y que disfrute viendo al joven Mathieu esprintando en las salidas como un consagrado especialista (ha batido a Nacer Bouhani o Philippe Gilbert, entre otros), deslizarse como las serpientes en la arena, brincando como los caballos en los obstáculos, haciendo malabares en los desniveles, derrapando en las curvas, y finalmente venciendo con holgura pero celebrándolo con humildad pese a la grandeza de sus exhibiciones y sus apellidos.
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