Nada debilita al Deceuninck-Quick-Step

Nada ha cambiado en la clásicas, de momento. El equipo de Patrick Lefevere, ahora llamado Deceunick-Quick-Step sigue al mando. De momento no han alcanzado el número de victorias del Astana, que este año está superando todos los registros pero tampoco le van a la zaga: el Astana cuenta con 15 victorias, con 13 el Deceunick, pero en las dos clásicas que se han disputado este pasado fin de semana su dominio ha sido absoluto. Han ganado las dos y ha sido el único equipo con tres corredores entre los 10 mejores en ambas pruebas.

Para este año Lefevere había perdido a Niki Terpstra y Fernando Gaviria, dos corredores ideales para ganar uno la Omloop Het Nieuwsblad y el otro la Kuurne. Pese a su ausencia han ganado las dos:  Stybar la primera y Jungels la segunda. Stybar se sacó dos espinas de un golpe. Una la suya propia, porque siempre es doloroso estar en la disputa de todas estas carreras y no llevarse ninguna, como le ocurrió el año pasado. La otra la del equipo que llevaba 14 años sin ganar dicha competición. El checo seguramente no fue el más fuerte de los cinco hombres de cabeza, pero si el más astuto. Entre la excusa de llevar muchos hombres detrás y porque, de por sí, también tiende a racanear, jugó sus bazas a la perfección.

El domingo fue Bob Jungels quien se dio una auténtica exhibición realizando los últimos 16 kilómetros en solitario. Decía el luxemburgués que este año quiere aprender a disputar las clásicas del pavés, sobre todo el Tour de Flandes. En la Kuurne demostró que un hombre que ha ganado la París-Roubaix de los Sub-23 no requiere mucho tiempo para el aprendizaje del pavés, menos, si cabe,  poseyendo las dotes de cronoman que tiene él. A poco que se descuiden los grandes especialistas demostró estar capacitado para realizar lo que hizo el año pasado en la Lieja. Que se anden con ojo.