Un ciclista exagerado

Remco Evenepoel es un ciclista que vive en los extremos, todo es desmesurado en el líder de la Vuelta a España. Sus virtudes son exorbitantes, sus victorias formidables, sus enfados abundantes y gigantes, y su comportamiento abusivo en ocasiones. Pero sus torpezas tampoco pasan inadvertidas. Como ayer, camino de Sierra Nevada, en una etapa, dicho sea de paso, que salvó con notable pero lo hubiera podido redondear con sobresaliente. 

Ayer tuve la sensación de estar viendo la misma película por segunda vez, aquella que se pudo observar en el Campeonato de Europa del año pasado, donde Evenepoel se dedicó a lanzar el esprint de Colbrelli durante más de 10 kilómetros sin solicitar un solo relevo al italiano, que rodaba en una butaca acondicionada a su medida. 

Vaya por delante que me pareció que Evenepoel demostró estar totalmente recuperado del mal día que tuvo la víspera, y que puso las cosas más o menos en su sitio, pero creo que su comportamiento táctico no fue el más adecuado. Cuando se trata de ganar una vuelta de tres semanas todos los esfuerzos se tienen que reducir a lo estrictamente imprescindible, en caso contrario, los errores se pueden pagar muy caros. En mi opinión se expuso demasiado, hasta cuando no era necesario. 

Evenepoel se pone al mando a falta de 21 kms

Tengo la sensación que el Jumbo-Visma quiso repetir la jugada de la etapa del Granon, en el Tour de Francia, y al igual que hizo en Valloire atacó en tromba a la salida de Guejar Sierra para intentar desbancar al líder en uno de los tramos más duros. No lo lograron porque Evenepoel no sólo se soldó de inmediato a la rueda de Roglic, si no que sin que nadie se lo pidiera ni hiciera falta, se puso a marcar el ritmo a falta de 21 kilómetros. Casi nada. Es probable que su intención fuera ganarles la partida psicológica a sus adversarios enviándoles un claro mensaje de estar totalmente recuperado, pero si él era consciente de eso, creo que hubiera sido más inteligente por su parte intentar engañar a sus rivales y dejarles que siguieran haciendo el trabajo de marcar el ritmo. Es cierto que en rampas tan empinadas (15-17% como era el caso de ayer) apenas hay diferencias, pero es que también lo hizo con pendientes mucho más suaves donde siempre que la velocidad sea superior a los 20 km/h siempre se ahorran unos watios yendo a rebufo, que es lo que hicieron casi todos sus rivales los últimos 9 kilómetros, tramo en el que el excesivo Evenepoel se puso al mando del carruaje de los favoritos como si fueran sus invitados. 

Evenepoel con el peligro a rueda

Además, al poco de que Roglic levantara el pie para pasar a rueda, Carapaz, Carlos Rodriguez, Almeida y Ayuso estuvieron a punto de entrar, pero se volvieron a rezagar al ponerse Evenepoel al mando. Esto ocurrió en dos ocasiones, lo que significa que el belga apretó sin ninguna necesidad porque de haber ido todos en el mismo grupo la disputa entre los ciclistas españoles creo que en algo hubiera beneficiado al líder al intentar controlarse entre ellos. Todas estas situaciones son, evidentemente, hipotéticas, pero por lo menos las tenía que haber examinado antes de ponerse a tirar si le fuera la vida en ello. Para mi estuvo exagerado a la hora de gestionar sus responsabilidades y Roglic, como estaba cantando, le hizo un Colbrelli (o lo que haría cualquiera), eso sí, sin tanto éxito. 

Creo sinceramente que Evenepoel terminará ganando la Vuelta a España y espero por su bien que no tenga que arrepentirse de los segunditos perdidos en Sierra Nevada. 

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