En dos carreras, la Het Nieuwsblad y la Strade Bianche, Wout Van Aert ha logrado más de lo que conseguirán la mayoría de corredores profesionales en toda su carrera: llegar, de forma repentina, al corazón de muchos aficionados. Aún no ha ganado nada, pero su origen, su edad, y su forma de afrontar las carreras y la capacidad de sufrimiento le han otorgado un protagonismo nada habitual para un debutante.
Se trata de un especialista puro de cyclo-cros que una vez que ha logrado tres Campeonatos del Mundo consecutivos ha decido dar el salto a la carretera, una especialidad que tampoco le es ajena pero que hasta ahora solo le ha servido como preparación para la temporada invernal y en la que ha sido capaz de imponerse a especialistas de la talla de Tony Martin en una prólogo del Tour de Bélgica de hace dos temporadas. Pero ahora van en serio, muy en serio y lo ha demostrado a la primera oportunidad. Hace una semana, en la apertura de la temporada belga, estuvo con los mejores en la prestigiosa Het Nieuwsblad, destacando sobre el pavés del Kalpemuur, el mítico muro de Geraardsbergen. En Italia, en la Strade Bianche fue más allá dado que estuvo disputando la carrera de tu a tu ni más ni menos que con Romain Bardet, dos veces pódium en el Tour de Francia, y por delante de especialistas de la talla de Sagan, Kwiatkowski o Valverde. Casi nada. Al final fue tercero, todo un logro para un corredor de 23 años que se estrena en la categoría. Como indican claramente las imágenes, aún está verde. Sufrió calambres porque hasta el momento nunca ha disputado carreras tan largas con tanta intensidad, y es evidente que tendrá que mejorar la resistencia pero tiene madera.
No es la primera vez que un especialista de cyclo-cross se pasa a la carretera. Aún son recientes los casos de Zdenek Stybar y Lars Boom, ambos también Campeones del Mundo en el barro y luego protagonistas en clásicas y en etapas de grandes vueltas donde ya han logrado estampar su sello. Van Aert no parece querer dormirse en los laureles del cyclo-cross y tiene todo a su favor para destacar también en carretera: edad, clase y ganas de convertirse en un gran clasicómano
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